jueves, 1 de diciembre de 2011

Creación de museo en el cantón de La Unión
Al rescate de la Historia
Casa de adobe se convertirá en museo en Tres Ríos
ü     Costo de restauración del inmueble asciende a $ 250 000

William Aguilar T.

  Cual si fuera una especie de tesoro enterrado, se rescata, casi de las entrañas de la tierra, una construcción de finales del siglo XIX en el centro de La Unión de Cartago.
  La Casona del Bosque, nombre con el que es conocida la famosa vivienda, será restaurada  después de años de abandono, gracias al Movimiento Cívico de la comunidad, autoridades municipales y colaboración de la empresa privada.
  El edificio, de estilo colonial, fue construido entre 1860 y 1880, según se estima por el tipo de arquitectura y materiales utilizados. Fue, asimismo, declarado parte del patrimonio histórico-arquitectónico nacional en el año 2001
Renacimiento
  La añeja construcción de bahareque (barro, paja y caña) y coronada con tejas de arcilla se desmoronaba en el trágico avanzar de las arenas del tiempo, como polvo que vuelve al polvo.
  Sin embargo, estas paredes de barro reviven con el nuevo sueño de erguirse en pos de la cultura, gracias a la colaboración de una importante cadena de supermercados, la que aportó $ 250 000 y donará el inmueble una vez se complete la restauración.  
  Según indica Jorge Coto, Director de la Oficina de Comunicación municipal, la administración del inmueble quedará en manos del municipio en cuanto sea donado por la empresa, para el disfrute de la comunidad.
  Rescatar la historia, fortalecimiento de la identidad comunal y espacio para la expresión de sus pobladores son parte de planes para el nuevo centro de cultura. Esto, después del largo recorrido de un edificio cargado de anécdotas.
  Y es que, según nos cuenta Luis Aguilar (historiador del cantón) la vieja casona ha servido para distintos fines durante su vida, casa domiciliar, salón de baile y hasta centro educativo en un par de oportunidades, la primera de ellas en 1910 tras el terremoto de Cartago, el cual dejó inhabitable la escuela de la comunidad.
  “La Escuela Tres Ríos queda destrozada después del terremoto, lo curioso es que, justamente gracias a este hecho se incrementa la población del cantón, por la llegada de nuevos habitantes provenientes de   Cartago, que dejan sus viviendas atemorizados por el sismo.” Relata  el historiador.
  Con tanto cariño como el señor Aguilar, recuerdan muchos de los pobladores sus experiencias en La Casona. Ahí mismo estuvo el Salón Rustico “El bosque”, pista de baile en la que se dieran cientos de lunadas entre los gravilias y cipreses que la cercaban.
Identidad
  “Es parte de nuestra historia” asevera el periodista e historiador local, Leonardo Jiménez,  “… y debemos de tomarla como tal. Con la futura creación del museo será posible asir la historia con nuestras manos, por medio de los artículos que fueron parte de ella. Esto hará que la los habitantes del cantón se acerquen  a lo importante de nuestra historia” comentó Jiménez.
  Por su parte, Pedro Soto, Director de cultura de la Municipalidad de La Unión nos dice: “Este espacio nos va a permitir, especialmente a quienes han venido de afuera, conocer y adoptar la historia del cantón”.
 “Dentro de las expectativas del proyecto se planea que las galerías del museo sean destinadas a rememorar diversos capítulos de la historia de La Unión” continua Soto, “con exposiciones de la galería del deporte, historia del café de la región, galerías de fotografías históricas, así como exposiciones rutilantes de los artistas residentes en la comunidad y un salón permanente con arte precolombino.”
  “En la zona se ha dado hallazgos de múltiples objetos de la cultura indígena precolombina” relata, Gian Carlo Oconitrillo,  antropólogo de la comunidad, especializado en la creación de museos, quien ha sido parte de los precursores de la iniciativa. “Los objetos se datan alrededor del año 1200, gracias a la comparación con otros hallazgos en la vertiente caribe y el carbono 14” continua el especialista.
  Estos y otros temas se vislumbran incluidos a corto plazo en el próximo museo, que se planea se convierta en el eje de una ruta de cultura que incluirá la estación de ferrocarril de Tres Ríos, el Parque del Árbol Centenario, el museo y la Casa de La Cultura del cantón, unidos por un posible boulevard que desea construirse en un futuro, según las autoridades municipales.
  El objetivo, un “museo sin paredes” que sea inseparable del paisaje pilarico y lo cotidiano de sus pobladores.
  Ahora, estas paredes que sirvieran de testigos mudos voces elementales de aprendizaje, de juergas y coqueteos; rejuvenecen para seguir albergando y construyendo la historia.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Aclaración

Después de leer mi artículo reciente, un buen amigo, me hizo una serie de comentarios que me pusieron a reflexionar. He querido entonces, especificar uno de los puntos centrales de nuestra conversación.
Mi amigo atinó a decir que el artículo en cuestión le parecía un tanto elitista con respecto a la posición que tomaba éste en el sentido de la que llamé: La Responsabilidad Periodística.
Para justificarme, adjuntaré el cuento Ante la ley de Kafka.      

ANTE LA LEY

Franz Kafka

                 Ante la Ley hay un guardián. Hasta ese guardián llega un campesino y le ruega que le permita entrar a la Ley. Pero el guardián responde que en ese momento no le puede franquear el acceso. El hombre reflexiona y luego pregunta si es que podrá entrar más tarde.
—Es posible —dice el guardián—, pero ahora, no.
Las puertas de la Ley están abiertas, como siempre, y el guardián se ha hecho a un lado, de modo que el hombre se inclina para atisbar el interior. Cuando el guardián lo advierte, ríe y dice:
—Si tanto te atrae, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda esto: yo soy poderoso. Y yo soy sólo el último de los guardianes. De sala en sala irás encontrando guardianes cada vez más poderosos. Ni siquiera yo puedo soportar la sola vista del tercero.
El campesino no había previsto semejantes dificultades. Después de todo, la Ley debería ser accesible a todos y en todo momento, piensa. Pero cuando mira con más detenimiento al guardián, con su largo abrigo de pieles, su gran nariz puntiaguda, la larga y negra barba de tártaro, se decide a esperar hasta que él le conceda el permiso para entrar. El guardián le da un banquillo y le permite sentarse al lado de la puerta. Allí permanece el hombre días y años. Muchas veces intenta entrar e importuna al guardián con sus ruegos. El guardián le formula, con frecuencia, pequeños interrogatorios. Le pregunta acerca de su terruño y de muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y al final le repite siempre que aún no lo puede dejar entrar. El hombre, que estaba bien provisto para el viaje, invierte todo —hasta lo más valioso— en sobornar al guardián. Este acepta todo, pero siempre repite lo mismo:
—Lo acepto para que no creas que has omitido algún esfuerzo.
Durante todos esos años, el hombre observa ininterrumpidamente al guardián. Olvida a todos los demás guardianes y aquél le parece ser el único obstáculo que se opone a su acceso a la Ley. Durante los primeros años maldice su suerte en voz alta, sin reparar en nada; cuando envejece, ya sólo murmura como para sí. Se vuelve pueril, y como en esos años que ha consagrado al estudio del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de pieles, también suplica a las pulgas que lo ayuden a persuadir al guardián. Finalmente su vista se debilita y ya no sabe si en la realidad está oscureciendo a su alrededor o si lo engañan los ojos. Pero en aquellas penumbras descubre un resplandor inextinguible que emerge de las puertas de la Ley. Ya no le resta mucha vida. Antes de morir resume todas las experiencias de aquellos años en una pregunta, que nunca había formulado al guardián. Le hace una seña para que se aproxime, pues su cuerpo rígido ya no le permite incorporarse.
El guardián se ve obligado a inclinarse mucho, porque las diferencias de estatura se han acentuado señaladamente con el tiempo, en desmedro del campesino.
—¿Qué quieres saber ahora? –pregunta el guardián—. Eres insaciable.
—Todos buscan la Ley –dice el hombre—. ¿Y cómo es que en todos los años que llevo aquí, nadie más que yo ha solicitado permiso para llegar a ella?
El guardián comprende que el hombre está a punto de expirar y le grita, para que sus oídos debilitados perciban las palabras.
—Nadie más podía entrar por aquí, porque esta entrada estaba destinada a ti solamente. Ahora cerraré.

El cuento es claro, al señalar por sí mismo, que el guardián es quién tiene una responsabilidad con el campesino y no al contrario, pues el primero se encuentra al servicio del segundo, como el mismo Kafka se encargó de aclarar en su novela El Proceso.
Comparto con muchos de mis amigos y lectores, el sentido de crecimiento personal individualista y sé, que la formación intelectual y de opinión es una cuestión totalmente personal.
Coincido asimismo, en que es responsabilidad del lector, todo cuanto lee o consume; empero, es mi deber expresar mi sentir respecto a lo escrito, pues es ésta mi posición.
Considero y sigo  defendiendo, que toda persona posibilitada para publicar sus opiniones y conocimientos en los medios de comunicación está al servicio del lector, y por lo tanto, se debe a éste.

la responsabilidad al escribir

La libertad es del hombre el mayor de los derechos, así también como el mayor deber. Es una responsabilidad imponderable, previa  a su consecución y después de obtenida la misma libertad. Es menester entenderse así para su práctica efectiva.
Debe de defenderse su conservación, pues su existencia es inherente a su resguardo. Requiere más trabajo aun el mantenerla que su misma obtención.
Mas aun ¿Qué es de una lozanía en solitario? Después de todo ¿Qué es de mi libertad? Si no la trabajo día con día. Si excluyo de ella a mis próximos.
Bien decía Mijail Bakunin: “Mi libertad se complementa con la  de los demás”. Es entonces obligatorio, para todo libre pensador, libertar los pensamientos de sus semejantes, partir del concepto abstracto de pensamiento y de ahí bregar para la materialización de la libertad común.
Ejercer la libertad es simplemente imposible sin una concepción de ella como una virtud colectiva, por lo que, aquel que tenga en su poder el uso de la libertad, en cada una de sus acepciones, lleva consigo la obligación de trasmitirla a los demás. 
El que escribe
La escritura es la forma más sencilla y arcaica de materialización  de una idea. Si esta idea es libre, si parte de una creación, es, en sí misma nueva; tiene sobre sí, el deber y la responsabilidad  de expresarse, para así tener la mínima forma de trascendencia.
Sin embargo, una idea, concepto o concepción novedosos, no deben de conformarse con quedar plasmadas en lo escrito. Que no mueran de esta forma conformista.
Que lo que se escriba sirva de motor de cambio, de acción o de más creación; al menos, de duda y discusión. “Que valga la pena” exclamaba Joaquín García Monge.
Escribir por antojo, obligación laboral o vanagloria ¡Vaya viral defecto!
Mucho de lo que se lee en nuestros diarios no pasa de ser una agrupación datos más-o-menos narrativa, con poco o ningún valor propositivo. Es incluso difícil distinguir muchas veces la motivación inicial de quién escribe.
Penoso es leer algunos de los artículos que circulan en los medios nacionales, garabateados, parece ser, no más que por llenar las páginas con una masa informe y grisácea de  letras sin ninguna conexión entre sí, que bien valdrían de perorata electoral.
La oportunidad de trasmitir lo que se conoce o se piensa es un beneficio reservado para una minoría, que la mayor de las veces, ignora su suerte y responsabilidad; otras, dolorosamente,  lo hacen por intereses propios o de cercanos.
Los medios son escasos y pocos quiénes tienen la posibilidad de expresarse en ellos. Es hora de emplearlos en provecho de la mayoría, no de su dominio.
Para el lector
Debe de entenderse por fin, que la principal obligación del redactor de medios es con sus lectores, a quiénes les debe no solo claridad y calidad, sino desinterés total y procura por el provecho del mismo lector.
El lector es inteligente y bien sabe lo que compra. El público busca que se le brinde, primeramente, información, la cual debe de venir acompañada de antecedentes y un seguimiento. Para que sea objetiva debe de haber en ella más de una versión.
Más estimable para el noble oficio periodístico, es el apego riguroso a la objetividad desinteresada que el mayor virtuosismo literario. Llenemos nuestros escritos de misticismo y amor por el oficio y no de  florituras estilísticas de poco provecho.
Proudhon, a quien acote en otra oportunidad, sentencia: “¡Fidelidad a la verdad, no al comercio! Tal será, mal que nos plazca, la virtud del periodista.”  
Lo que se escribe y los medios que benefician su difusión deben de ser, ante todo, instrumentos de la verdad, la justicia y el progreso, del progreso hacia adelante, no hacia arriba, como muchos han confundido.




sábado, 22 de octubre de 2011

La verdad en el periodismo

“…La verdad es absoluta, no sufre aumento ni disminución. Debemos expresarla tal como se nos aparece, y nuestros semejantes tienen el derecho de exigirla de nosotros. La verdad velada, enmendada o coloreada es una mentira. Por otra parte, la práctica de la verdad es difícil, tan difícil como la de la justicia: es por esto por lo que el hombre que ha asumido la responsabilidad de decir y publicar la verdad debe ofrecer, como garantía de veracidad, el desinterés más absoluto, la independencia más completa. Tal es la verdad, tal debe ser su representante, tan incorruptible una como otro.

Para empezar, pues, un periodista no puede recibir, de no importa quien, como reconocimiento por sus artículos, ni gratificación ni condecoración y seguir siendo periodista. De dos cosas una: o bien renunciará a un testimonio que, por su celo, su talento y acrisolada probidad puede haber merecido o, si cree su deber aceptar, presentará su dimisión. Un periodista no puede ser condecorado, ni siquiera por sus conciudadanos, sino después de su muerte. La idea de una remuneración cualquiera, pecuniaria u honorífica, aparte de los honorarios debidos al escritor por su trabajo, es incompatible con su mandato. En sí misma, esta retribución atenta ya contra su desinterés y su independencia, y atentará con mayor razón si ha sido ofrecida por una parte interesada y por una causa dudosa.

Ciertamente, la misión del periodista es penosa: ello es lo que constituye su honorabilidad. El hombre que se consagra a la manifestación de la verdad debe estar expuesto a arriesgarlo todo por ella: fortuna, afectos, reputación seguridad. Tiene que romper con todos los vínculos de su corazón y de su espíritu, que pase por encima de popularidad, favores del poder, respeto humano. ¿Dónde está el heraldo verídico, el orador incorruptible, el escritor sin miedo y sin reproche? Cuando considero las tribulaciones que le esperan, las seducciones y a las trampas que le acechan, con el martirio pendiente de su cabeza, dudo de si puedo fiarme incluso de los nombres más santos: Sócrates, Confucio, Jesucristo.

Pero ésta no es la regla de conciencia de nuestros periodistas, y es necesario reconocer que las condiciones en que están situados, bajo la influencia de los prejuicios que comparten, de los intereses en que son parte, es difícil obtener esa elevada independencia, esa veracidad sin tacha que son las virtudes por excelencia, tanto del publicista como del historiador. Su verdad no es sino relativa, su virtud una media virtud, su independencia una independencia que tiene necesidad, para sostenerse, de una indemnización suficiente y previa.”(…)

Tomado de La Prensa Unitaria de Pierre Joseph Proudhon

martes, 4 de octubre de 2011

!QUÉ CURIOSO!

Disfrutando puntualmente de mi almuerzo a las doce mediodía de este lunes y escuchando Noticias Columbia, escuché algo que verdaderamente llamó mi atención y es qué  el informe noticioso decía lo siguiente:  se ha agravado el peligro en las calles de nuestro país gracias a lo irresponsables y despreocupados de los peatones, ya que por ejemplo, en la autopista Florencio del Castillo (San José – Cartago) en las cercanías del centro comercial Terramall, los transeúntes ahora atraviesan la autopista sin ninguna clase de vergüenza, justo por debajo del puente peatonal ubicado en la zona; esto producto de, oigan ustedes, que ahora los carros viajan más lento por las cámaras de vigilancia puestas recientemente.  Ah… ¡Qué curioso!

domingo, 2 de octubre de 2011

Un lugar y un tiempo para todo

La presidente de Costa Rica, Laura Chinchilla, habló el jueves 22 de septiembre pasado, en la sexagésima sexta Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reunión plenaria centrada en el tema de seguridad; donde la temática enfocaba las discusiones en la siempre delicada situación palestino-israelí, con el aliciente de la formal petición de la aceptación del estado de Palestina, por los países miembros de la organización.
Sin embargo,  el discurso de la presidente apenas y mencionó el tema; y por el contrario, durante los escasos diez minutos que tuvo uso de la palabra, los empleó repitiendo el ya gastado discurso egotista con el cual ataca a la vecina república de Nicaragua, hablando, como siempre, de los viejos conflictos limítrofes, caso, en este momento en discusión en la Corte Internacional de Justicia de Haya.
Doña Laura clamó una vez más la ayuda de terceros, ante la escasa capacidad costarricense de resolver sus propios conflictos, imagen evidenciada por lo constante de dichas peticiones, presentes en cada uno de los  discursos de la señora presidenta ante organismos internacionales. La Costa Rica pacífica y sin ejército que durante tantos años se ha querido exponer internacionalmente, parece ahora débil y discapacitada; y cada nueva intervención de terceros ajenos al tema, así como  lo persistente de la solicitación costarricense para su involucramiento, fortalecen dicha imagen de  insuficiencia.
El dialogo ha sido desde siempre, la mejor forma  de resolver hostilidades, siendo el método característico por excelencia, de las gentes civilizadas, empero existen varios modos, no belicosos, para ejercer cierta presión, como lo evidencian los múltiples acuerdos internacionales, en los que ambas partes sopesan los beneficios  de mantener las relaciones pacíficas, cediendo cada uno, para  acabar las discusiones con ambas partes satisfechas.
No obstante, el antagonismo histórico entre sendas naciones, parece haber estancado las conversaciones y la resolución de los enfrentamientos entre las partes es generalmente impuesta por cortes internacionales que apenas y calman durante un lapso corto, las ya continuas disputas, aparentemente inacabables entre estas naciones vecinas, para las cuales las perspectivas son siempre cortoplacistas y no plantean las relaciones futuras entre las partes, como un asunto que deba asumirse en el presente.
Por lo demás, el discurso de la presidenta continuó abordando de forma escueta la temática de los derechos humanos en Costa Rica y con su habitual ambigüedad,  repasó puntos como la educación, distribución de riqueza, narcotráfico y el tema ambiental; todo esto, invocando también la ayuda internacional, mientras mencionaba los avances costarricenses en esos aspectos gracias a la asistencia  extranjera.
La imagen de Costa Rica se debilita ante el resto de los países y su posición como nación imparcial, neutral, objetiva y siempre en busca de la justicia, ha decaído. En momentos en que se debería anteponer los problemas ajenos, como la situación en Gaza y Jerusalén; y confiar, de una vez por todas, en la pericia de los tribunales internacionales, en cuyas manos se dejó la sentencia del problema con Nicaragua.
Si se acudió a instancias de la corte de Haya, que sea pues ésta quien resuelva según su criterio, las acciones a tomar en el caso de los límites entre Costa Rica y Nicaragua; ya que, su sentencia es, como se sabe, vinculante. 

sábado, 1 de octubre de 2011

Sobre la muerte de Cabral

La muerte del afamado canta-autor argentino, Facundo Cabral, acaecida hace ya dos meses en Ciudad de Guatemala, fue un  hecho lamentable en todo sentido de la palabra y ha golpeado al mundo del arte latinoamericano, dolido al perder a uno de sus grandes exponentes.
El dolor es evidente en la infinita variedad de homenajes póstumos ofrendados en su honor y en la marejada de figuras públicas que se han rasgado las vestiduras elevando el grito al cielo; mientras denuncian, tanto la inseguridad que se vive en las urbes de nuestro subcontinente, así como los grandes peligros de decir lo que se piensa, cuando esto no está en favor de los poderosos.
Una larga trayectoria artística, enfocada en la denuncia de la opresión y la defensa de los necesitados, caracterizaron el paso por el mundo de don Facundo, quien con sus hermosas canciones y profundas reflexiones puso a pensar a más de uno.
Sin embargo, queda flotando en el aire una última duda ¿qué estaba haciendo este abanderado de la nueva canción en una lujosa limosina, a altas horas de la madrugada con un empresario de dudosa reputación y turbios negocios?  
Al final, en el último punto de nuestra vida es cuando verdaderamente se puede sacar cuentas de que provecho sacamos de la gente con que tratamos…

Comunicación alternativa


El Colegio de Periodistas, con motivo de la Semana de Profesionales de la Comunicación, celebrada entre el lunes 19 y el domingo 25 de setiembre pasados, presentó la mesa redonda “nuevos escenarios de la comunicación y  sus retos”. Actividad realizada el pasado martes en el auditorio Salón Señorial de la Universidad Internacional de las Américas, situado 150 metros al norte de la entrada principal del centro educativo.
Dicha conferencia, desarrollada con el objeto de presentar, a jóvenes profesionales y estudiantes de comunicación colectiva, distintas posibilidades para profesar sus carreras, así como abrir su panorama opcional, en el futuro profesional; en especial, la comunicación social, por medio de diferentes organizaciones enfocadas en el tema.
En la actividad se presentaron diferentes profesionales de las relaciones públicas, quienes trabajan en la producción de las diferentes tareas comunicativas desarrolladas para Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s).  A saber,   Liliana León, directora de Voces nuestras, Haylín Sánchez, relacionista pública de Visión mundial de Costa Rica y Alejandro Vargas, asesor de desarrollo de UNICEF de Costa Rica; quienes compartieron con los asistentes parte de sus experiencias en sus diferentes labores, relatando su quehacer y ejemplificando con la ayuda material audiovisual, algunas de sus recientes trabajos en dadas organizaciones.
Estos Trabajos, con una innegable función en ayuda social, permiten a los profesionales de la comunicación desarrollar muchas de habilidades de su carrera, como lo son: las relaciones públicas, la redacción de documentos y material informativo y edición   de audio y video entre otros; y es, en el sentido personal, muy gratificante, según acotó cada uno de los oradores en su oportunidad frente al micrófono.   
 “Una vez me preguntaron ¿qué tanto ha tenido que sacrificar para trabajar en ese campo? ¡Nada! respondí francamente”. Comentó la licenciada León al cerrar intervención, evidenciando claramente su afinidad con la labor y al tiempo invitando a los jóvenes a involucrarse en trabajar en organizaciones similares.
Contacto con la gente y su realidad, posibilidad de conocer distintas locaciones y libertad creativa son solo algunos de los puntos positivos que mencionaron dentro de sus profesiones; las que , además requieren, según señalaron, integridad y rectitud Virtudes óptimas para cualquier comunicador. “En ocasiones es mejor decir, simplemente, ¡no!” Explicó la licenciada Sánchez, refiriéndose a una oportunidad en la cual una empresa privada condicionó la ayuda monetaria ofrecida, a cambio de cambiar normativas en el modo de trabajo de la organización.  
Con éstas y otras reflexiones se desarrolló la actividad en un ambiente ameno y de concordia, donde la finalidad no era otra que la de compartir experiencias e incentivar a los jóvenes a interesarse en formas alternativas de comunicación.
Al finalizar las intervenciones de los invitados se pasó al lobby del auditorio donde se pudo disfrutar los bocadillos ofrecidos, así como seguir compartiendo las diferentes expectativas y experiencias, ahora íntima y coloquialmente. 
"Mafalda fue mi maestro de filosofía y debería ser obligatoria en las universidades porque enseña a pensar"

José Saramago, premio novel de literatura 1998